A propósito quiero compartir con ustedes la siguiente historia, de amor por cierto!...:
Estimados Amigos, el amor nunca deja de ser, si bien es cierto que la vida nos pone a prueba, el amor verdadero no termina y aunque nos resistamos, la lógica no puede matar el amor porque el amor todo lo sufre, todo lo espera, todo lo soporta, no busca lo suyo, no hace nada indebido, no guarda rencor, no tiene envidia, no es jactancioso, no se irrita.
Si nos resistimos al amor sólo queda el dolor de haber perdido o abandonado lo más preciado para el ser humano y lo único que le agrega valor: EL AMOR.
También es cierto que por miedo podemos huír del amor...pero el verdadero amor hecha fuera el temor porque el amor cubre multitud de ofensas, no hay uno justo, no hay ni siquiera uno de nosotros que pueda jactarse de ser perfecto, todos, alguna vez ya sea por acción u omisión pudimos haber dañado a alguien que amamos.
Por eso, a veces es necesaria la transformación, renovar las mentes, los ideales, los sueños, dejando el egoísmo de lado, poner en jaque al orgullo, desenmascarar al enojo, padre de toda confrontación y tener un mismo sentir, buscar la paz y seguirla, olvidar el pasado y construir aunque sobre ruinas un nuevo presente...porque la vida es fiel, lo que empieza lo termina.
Para terminar este artículo quiero dejarles este poema:
Cual águila es el cristiano,
es fiel la comparación;
se deleita en las alturas
en Aquel que lo creó.
Si alguna vez intentara
elevarse y no pudiera,
es tiempo de renovar
todas sus plumas ya viejas.
A la Roca se dirije,
contra ella se quebranta,
voluntariamente sufre
pero sale renovada.
Si el mal tiempo se avecina
y le alcanza la tormenta,
No teme, no sale huyendo;
nunca jamás se amedrenta.
Esta es la oportunidad,
el momento que esperaba;
con voluntad y valor
se dispone a traspasarla.
No tarda en subir muy alto;
alcanzó lo que anhelaba:
que el huracán con su fuerza
a la cima le elevara.
No teme, no sale huyendo;
nunca jamás se amedrenta.
Esta es la oportunidad,
el momento que esperaba;
con voluntad y valor
se dispone a traspasarla.
No tarda en subir muy alto;
alcanzó lo que anhelaba:
que el huracán con su fuerza
a la cima le elevara.
Se cumple ese hermoso verso
de la Escritura sagrada:
"Todo obra para bien
en aquellos que a Dios aman"