Hol@ Estimados Amig@s!, se acerca el día del maestro y sin dudas, los mejores maestros son los niños.
Gracias a Dios la vida me ha dado la dicha de contar con la compañia y la responsabilidad de acompañar el crecimiento de dos niños maravillosos que se han convertido en mi mejores maestros.
Ellos me enseñan el valor del tiempo,es decir, a estar presentes, aquí y ahora sin desviar la atención, disfrutando de generar momentos que engrandecen el espíritu.
Me enseñan a ser felíz y agradecida por la vida, la salud, el bienestar integral...por contar con el valor de una mirada, cuando me dicen: "Mamá, mirá!"; a descubrir lo bello en lo simple...la luz en sus ojos me recuerda que la confianza no es tan solo una bella palabra y con sus energías me demuestran que todo es posible si hay esperanza.
Me encanta verlos reír, jugar, adaptarse a este mundo cuya materia pendiente es aprender de los niños...seres puros, sabios, verdaderos que se merecen transitar su infancia llenos de amor, ternura, cuidados orientados a la autonomía, a forjar confianza en ellos mismos, ocupados en formar autoestimas sanas, saludables, afirmada en la voz, la mirada, la caricia y la palabra afable de quienes les aman.
Doy gracias a la vida por estos dos grandes maestros que me sorprenden gratamente con su inteligencia que los hace fuertes como robles...frases como: "Ma, la vida es la vida!", "Abuela, me meto en tu sueño y te ayudo a rescatar tu bicicleta", "Vivir en familia es mi paz"...ciertamente me dicen que la vida es un continuo aprendizaje donde estar dispuestos a aprender y a sorprendernos es la mejor oportunidad que Dios nos brinda para vivir en salud, amor y libertad!.
Dunámis!, estimados amig@s!...enyoy.
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